2008-11-03

Colindres; sol. Karrantza; ...o cuando el barro se rebeló


Hemos vivido otro fin de semana más, repleto de ciclocross aunque totalmente opuesto tanto metereológica como personalmente. Os explico.


Metereológicamente creo que no hay ninguna duda. Parece como si la carrera de Colindres se hubiera celebrado a finales de verano, y la de Karrantza en pleno invierno. Pero no, tan sólo hubo 24 horas de diferencia entre una y otra (aunque nadie lo diría viendo las fotos)


Colindres (y el p. pinchazo)


En cuanto las carreras en sí, las dos tenían un recorrido bastante atractivo (sobre todo para los alérgicos a los grandes desniveles) En Colindres dí un par de vueltas calentando para ver cómo estaba el circuito y menos en la parte final de la campa del barrizal - que se pegaba bastante - era un circuito bastante rápido, de los que me gustan a mí. Así que tras hacer rodillo, me encaminé a la salida dispuesto a darlo todo. Pero como siempre salí el último. En el barrizal me quedé mega-último, y en la zona del paseo, donde se desarrollaba casi toda la carrera empecé a retomar posiciones (ya que los tramos de curvas y arrancadas son los que mejor se me dan) llegando incluso a adelantar a Roberto (Almacenes Lavin). Así, en plena emoción, y con otro ciclista ante mí, dispuesto a ser devorado por mi sed de progresión, entré a toda leche en la recta de meta, saltando el bordillo que unía la campa con el asfalto y di un llantazo que mi rueda no pudo resistir...

Todo esto nada más pasar el control... pero el hambre de carrera me hizo ir corriendo con la bici al hombro por toda la carretera - esa que estaba llena de gatos - hasta la llegada al barrizal (donde ya me monté de nuevo en la bici) para llegar al otro control totalmente asfixiado y con los galgos tras de mí dispuestos a doblarme.

De esta carrera me quedo con el público, ya que cuando llegué hasta el control - bici al hombro - y tras subir como pude la cuesta, vieron que tenía la rueda trasera pinchada y empezaron a aplaudirme. Gracias a todos, de verdad que anima saber que se aprecia el esfuerzo de los últimos.


Karrantza: Villa barro.


Al día siguiente otra vez había carrera, y por lo tanto, una buena oportunidad para quitarme el mal sabor de boca que me había dejado Colindres. Así que fuimos a Karrantza, que en euskera querrá decir algo así como allá donde se acaba el mundo (jejeje) y tocó vivir una jornada de esas que a la gente le gusta denominar de auténtico ciclocross. A mí, la verdad con algo menos de lluvia y barro ya me vale para considerarlas con esa denominación.


Como ya sabreis, no paró de llover en toda la mañana, y con el paso de las carreras la chocolatada que se estaba formando era de tamaño más que familiar. A buena hora que conozco bastante bien Karrantza y tengo buenos recuerdos de ese lugar, porque si llego a ir ayer por primera vez, no vuelvo allí en mi vida.

Bajo un aguacero, y con cierto retraso se dió la salida a la carrera elite. Por una vez había alguien tras de mí ya de salida (oh milagro!) En la primera campa, la de curva a izquierdas, comprobamos que nos iba a tocar sufrir de lo lindo ya que la bicicleta se quedaba totalmente pegada y había que utilizar muchísima potencia para que avanzaran las máquinas. Como siempre ocurre en los primeros compases de carrera, la gente iba hacia adelante y yo me quedaba retrasado. Tal y como he dicho, sólo había un corredor detrás de mí. (No pude ver quien era) Así durante toda la campa aquella (que se hacía interminable) Luego, de camino hacia los toboganes, había que pasar por todos los charcos posibles para que se limpiara la bicicleta. Al llegar allí, a bajarse de la bici y a tirarse hacia abajo (casi-casi con los ojos cerrados) y a patear hacia arriba. Después llegaba la zona del loctite, antes del control, donde la bici ni se movía casi, Se quedaba totalmente clavada. Había gusanos en la tierra que nos adelantaban en ese tramo. Tras pasar el puente, de nuevo campa, y la bajada hacia el rio - donde se apelotonaba todo el público con la esperanza de ver una buena caida - y que vuelta tras vuelta fui mejorando. La primera con la pierna sacada, y las demás cada vez frenando menos (en la última vuelta casi me voy hasta el rio a darme un bañito).


Bueno, una vez descrito el circuito, vamos a la carrera. En la segunda vuelta empecé a alcanzar a mis adversarios. El primero en caer fue Aitor Alvaré (Suminam Koplad Uni 2) en la primera campa, la de después de meta. En una curva entré por fuera, y le cerré - fui un poco perrete, lo sé - pero era o él o yo, jeje!, que no estaba el terreno para florituras, y bastante era mantener el equilibrio y avanzar al mismo tiempo. Después pasé a Kerman Campo (La Bicicleta) y Adrian Trervilla (Inelecma) pero ambos me volvieron a adelantar en los toboganes. Pero todavía no había dicho mi última palabra y en las rectas adelanté - la que iba a ser definitiva - a Adrian. Más tarde, llegó mi particular duelo con Borjita (el duelo de los Ociosos) y anduvimos adelantándonos durante todo el circuito. A mitad de carrera tocó apretar los dientes y forzar, porque ya venían detrás nuestro los pros, y había que pasar una vez más por meta antes de ser doblados si es que queríamos terminar. Así lo hicimos y en la campa interminable nos doblaron, pero ya habíamos pasado por meta, así que no importaba. En la campa nos encontramos con Xabi (el mayor de la saga Uriarte - ver foto superior - hermano de Borjita) parado, bajado de la bicicleta y apretandose el pecho (más tarde supe que se había clavado una estaca) pero como tipo duro que es, montó de nuevo en la bici, puso un buen ritmo y fue adelantándonos a todos uno a uno, hasta que le perdimos de vista.


En las últimas vueltas, me di cuenta que mi rueda delantera estaba hecha un ocho, pero iba a tardar más en cambiar la rueda que lo que perdía por el rozamiento, así que decidí quedarme tal y como estába. Finalmente adelantamos también a un Ibaigane (no tenía ya ni fuerzas para mirar quien era) y quedábamos Borjita y yo para jugarnos el farolillo (bueno, en realidad, yo pensaba que había más gente detrás, pero se habían retirado o habían sido doblados antes de mitad de carrera) y una vez más, en la campa interminable aceleré y le adelanté, mientras su ama (gran fan de este deporte que nos anima a TODOS) no dejaba de gritarnos para que lo dieramos todo. La zona de los toboganes, donde ya no había ni cintas, ni público, ni tan siquiera el Yeti, la hicimos en recto, sin subir ni bajar (que ya no quedaban ni fuerzas ni ganas) y como pudimos, llegamos hasta la otra campa y de ahí ya a meta. Qué matada!
Terminar fue todo un logro. Me pesaba todo. De las gafas me tuve que deshacer en la segunda vuelta, que se las lancé a mi chica (otra que tiene má paciencia que...)

Desde aquí todo mi respeto al público, que pese a la que cayó se mantuvo fiel, y por supuesto, a los mecánicos y personas que están en los puestos de control mimándonos en todo momento, mojandose y pasando más frio que nosotros. Algún día escribiré un artículo sobre ellos, que uno ha sido cocinero antes que fraile.

Pues eso ha sido todo. Por cierto, a las seis de la tarde seguía dando baños a la ropa para quitar el barro, a pesar del manguerazo que me di mientras limpiaba la bici, a pesar de ducharme con ropa puesta y a pesar de todo..., así qué; ¿A qué hora acabais las carreras de ciclocross? Yo sobre las siete y pico de la tarde, cuando ya he terminado de limpiar todo y cuelgo la lavadora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahora si puedo comentar.

Anónimo dijo...

hola, soy fran, enhorabuena por la carrera de karrantza, vaya pila de barro, el logro era no caerse. me hizo mucha ilusion veros ahi picados unos cuantos, cada vez vas mejor, un saludo